La civilización Griega:
la edad Micénica y la edad Homérica

La civilización
griega es una civilización laica, donde no existe una clase sacerdotal potente
y organizada; es una civilización de ciudadanos-soldados, donde no existe,
salvo en momentos y sitios particulares, una clase o casta guerrera; es una
civilización que madura sobre estructuras políticas extremadamente fraccionadas
(las ciudades-estados), nunca estáticas, sino en perenne desarrollo, y en las
que, por vez primera en la historia del mundo, se afirman formas conscientes y elaboradas
de democracia; es, por lo tanto, una civilización donde ocupa un lugar
prominente la discusión ante asambleas con poderes deliberativos, de forma que
el problema de la persuasión racional (y por lo tanto de la ciencia y la
filosofía) emerge en formas hasta entonces desconocidas.
La civilización resultante
del choque, o micénica, con centros en Micenas, Argos, Tirinto, etc., no fue en
modo alguna iletrada, como se creyó por mucho tiempo. En efecto, de la época
micénica data un número muy grande de tablillas encontradas tanto en las islas
como en la tierra firme. Pero si la civilización micénica tuvo también sus
escribas ¿cómo se explica que en Homero no se hable jamás de escritura? Y sin
embargo la verdad histórica de la guerra de Troya ha sido comprobada por las
excavaciones arqueológicas.
Los griegos micénicos introdujeron diversas innovaciones en el campo de
la ingeniería, la arquitectura y la infraestructura militar, mientras que
comerciaron por vastas zonas del Mediterráneo como actividad esencial de su
economía. Su sistema de escritura silabario, el Lineal B, ofrece los primeros
registros escritos del idioma griego, mientras que la religión micénica ya
incluía varias divinidades que luego formarían parte de los Dioses olímpicos.
La Grecia micénica estuvo dominada por una élite social guerrera y consistía en
una red de estados palaciales que desarrollaron unos rígidos sistemas
jerárquicos, políticos, sociales y económicos. A la cabeza de su sociedad se
encontraba el rey, llamado anax.

Por
tanto, la educación del “caballero” homérico (como lo podríamos llamar, aunque
no combatía a caballo sino en carros tirados por parejas de caballos) no era en
modo alguno sencilla, por más que no tuviese nada de la educación
minuciosamente mecánica del escriba oriental. Comprendía deportes y ejercicios
caballerescos como caza, equitación, lanzamiento de la jabalina, lucha, etc., y
ciertas actividades artísticas como el canto y el tañimiento de la lira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario