HESÍODO Y PÍNDARO
Uno de los ejemplos más
interesantes de una integración de viejos motivos ético-religiosos con
elementos nuevos es la poesía de Hesíodo quien reacomoda el mundo de los dioses
homéricos.
Para Hesíodo, Zeus es el dios supremamente justo, que humilla a los soberbios
y ensalza a los humildes y al cual se dirige para que ilumine a los jueces en
su litigio con su hermano Perses, derrochador y perezoso. Antes bien, exhorta a
su hermano a reconciliarse con él sin proceso, pues al lado de la tradicional
diosa Discordia que engendra la injusticia y la contienda, hay —según Hesíodo—
una “Eris benigna” que no promueve la lucha sino la emulación en el trabajo;
que es la única forma positiva de contienda o competencia, el camino que con
fatiga y sudor conduce al hombre hacia el bienestar. Y el poema prosigue con
una serie de consejos morales y prácticos referidos no a la heroica lucha
guerrera, sino a la humilde fatiga y el esfuerzo cotidiano del campesino, el
pastor e incluso el navegante.
La variedad de actividades no debe
sorprendernos: Hesíodo, que declara haber sido pastor antes que rapsoda, se
dice hijo de un mercader originario de la Eolia, en eI Asia Menor, que más
tarde se transfirió a Ascra, en Beocia. El profundo sentido de la justicia y el
derecho que anima la obra entera de Hesíodo reflejaba quizás el mundo, más
progresista, de las colonias asiáticas donde estaba ya librándose en toda su
plenitud la lucha por la isonomía, es decir, la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley.
Pero la visión general de Hesíodo
es en el fondo amarga y pesimista. En efecto, a esta evolución sigue, después
de aparecidos los hombres, un proceso de involución o decadencia, sintetizado
en el mito de las cinco edades del mundo: edad del oro, de la plata, del cobre,
de los héroes y del hierro, que es la actual y peor.
Como poeta, no tuvo Píndaro ni
imitadores ni secuaces, entre otras razones porque la importancia de los juegos
panhelénicos declinó rápidamente hasta que acabaron por ser dominio de atletas
profesionales provenientes de las regiones más incultas de Grecia. Pero el
problema que Píndaro formula (si es posible enseñar la virtud) será vuelto a
plantear por Sócrates y la respuesta que apunta en Píndaro encontrará una
grandiosa sistematización racional en la República de Platón.
Ahora, un comentario personal:
Hesíodo
es el primer poeta en hacernos una confidencia, la literatura lirica, él también nos enseña el primer elogio de lo que hoy
conocemos como competencia eso es gracia a la rivalidad que existían con su
hermano, también Hesíodo quien reacomoda el mundo de los dioses homéricos para
Hesíodo Zeus es el dios supremamente justo, que humilla a los soberbios y
ensalza a los humildes para el existían dos clases de luchas la que construye y
la que destruye al igual Píndaro Ya en su tiempo fue uno de los poetas griegos
más famosos, como lo demuestra el interés que en la Antigüedad tardía despertó
su figura: fue objeto de seis de las Vidas que escribió Plutarco, en las que
los datos creíbles se mezclan con significativas leyendas, como la que cuenta
que, siendo niño, las abejas bañaban sus labios en miel mientras soñaba.
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